CABELLOS COLOR MEDIANOCHE
No quiero que temas, de mis justificadas creencias, resucito en tus espejos, cuando la tan oscura noche me llora y clama, tan apasionada y consumida, en un rubor de deseo obsesivo, mi muy gustoso dulce de recuerdos. Por siglos, simultánea. Cicatrices y marcas de una cruz, que aún me cuesta levantar. Carne débil, de velos negros. Bienaventurados arquetipos, sigo siendo perpetuamente humilde, cuando me levanto en mis huesos, y recita mi existencia, la reencarnación del amor. Sin delito, más bien clásica en mi verdad. Retorno a esa pálida promesa, a esa boca cuyas palabras, se hallan fallecidas. No hay enfermedad ¡Querido mundo! que apague la luz de esta obra. Retiro mis lágrimas de sustancia vital. Soy el agonizante despertar de la muerte, tu conjuro de vergüenza desnuda. Lejos de ser tu veneno, ante mi agridulce amado, busco un futuro de diálogos secos, en contra del mismísimo Di...