AQUELLA NOCHE
Madrid,
su noche, su gente y un sábado más donde esa combinación hace que sus bares y
discotecas estén a reventar.
Todos
disfrutaban de su vida sin preocupaciones ni restricciones, pero para Beatriz
definitivamente no era así.
Hoy
era su última noche de diversión absoluta en esta vida que hasta ahora ella
llevaba sin preocuparse con nada más que recorrer el mundo después de haberse
graduado en la universidad. A partir del lunes, su vida cambiaria para siempre.
Le tocaba hacerse cargo del bufete de abogados de su madre. Una gran
responsabilidad para una chica todavía no entrada en los treinta.
Beatriz
no entendía porque desde que murió su padre, su madre no había rehecho su vida
y se contentaba con ser una mujer fría de mirada perdida.
Ella
era la única hija y por lo tanto la única heredera del imperio hotelero Espora.
Pero
había gente mucho mejor preparada que ella para ese cargo. A pesar de sus protestas y buenas
argumentaciones para rechazar el puesto, su madre la había exigido rotundamente
este nuevo rol en su vida.
La
discoteca en la que se encontraba estaba completamente llena ya no cabía ni una
sola alma más ahí. La música era de lo más variada, parecía que el disck jokey
quería poner a prueba sus dotes de bailarina.
Mientras
bailaba intentando dejar su mente en blanco, un muchacho bastante atractivo se
acercó a ella sutilmente. El joven debe tener más o menos su misma edad, es
moreno, alto, musculado con una sonrisa encantadora y poco a poco entablan una
conversación animada.
Ella
siente como las mariposas que lleva en su estómago revolotean a su vuelta. Él
siente que va perdiendo el control de la situación con las sensaciones que
Beatriz consigue despertar en todo su cuerpo.
La
discoteca está a punto de cerrar, Beatriz se despide de sus compañeros de
facultad y se aleja con aquel semental.
La
noche está fresca, Beatriz siente una suave brisa acariciarle su cara y por
unos segundos lo agradece. «Hacia demasiado calor ahí dentro» Piensa.
Le
abre la puerta de su Audi deportivo. Beatriz se muestra complacida, es un
caballero, y conducen por las calles desiertas de Madrid hacia el apartamento
de esté.
Entre
besos y caricias llegan a un lujoso piso situado en las afueras de Madrid,
concretamente en Pozuelo de Alarcón.
Beatriz
se siente impresionada con las dimensiones del apartamento, es mucho más grande
de lo que ella pensaba y no sabe si será el alcohol, el ambiente, la rabia o
simplemente aquel hombre tan guapo que está desesperada por hacerle el amor que
durante aquella noche se olvidó de su nombre, sus apellidos y sus obligaciones.
BIBLIOGRAFIA
Su nombre es Silvia Carus. Es
española, pero actualmente vive en Portugal.
Ha completado varios talleres
literarios y publicado en revistas y antologías.
Ha ganado algún que otro
concurso literario.
Ha publicado varios e-books
entre los cuales destaca: Rivales y Cupido.
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