DOBLE PLAN
Estaba retrasado para la cita, así que agilicé mis pasos. La oscura noche sin luna, como presagiando alguna desgracia, caía sobre la ciudad. De pronto, detuve mis pasos, al ver que un hombre sacó de su gabán una pistola y se la llevó a su cabeza. Después de unos minutos de escuchar atentamente su rosario de desgracias e infortunios, no tengo dudas de que es un hombre necio, duro, de esos que no entienden a razones, eso complicaba más la situación y mi esmero por tratar de disuadirlo. -Deja el arma por favor- le dije con voz simulando estar tranquilo. -No quiero, ya está decidido- me respondió aquel ser golpeado por el destino. Yo insistí con preguntas sin estar seguro realmente de lo que le hablaba. -¿La vida? ¿Qué sabes tú de eso muchacho?-. No supe qué contestarle, y fue en ese momento, cuando me di cuenta, que yo no había vivido aún lo suficiente para darle sermones sobre la vida. -Yo soy dos veces mayor que tú y mis ojos con los años han visto cosas que jamás verá...