AQUELLA NUESTRA NOCHE

 Su mirada me acariciaba el rostro
 El lugar era ideal 
Tras volver de la playa, en la habitación nos ambientamos.
La melodía de las olas endulzaba mis oídos
La puerta de la estancia yacía cerrada, mientras
 las circunstancias hablaban por sí solas.

 

Sus labios ardientes dieron paso a la interminable e incierta escena 

En su pecho me regocijé por un momento y los besos fueron tan intensos como el alfaque en el océano. 

 

De pronto mi figura se encontraba sobre su cuerpo. No sé en qué instante sus brazos me posaron en el sitio perfecto

Las caricias fueron la cúspide

Fue descubriendo lentamente mi geografía y sus manos recorrían mi cuerpo inexplorado. 

 

“Es en serio?, pregunté con nerviosismo

Un “sí” hizo eco en la habitación, mientras descubría mis senos como montañas. 

Un compás perfecto y ligero nos envolvió, mi jadeante respiración en un éxtasis se convirtió y sus luceros cerrados parecía producirle deseos incontrolados 

 

El contacto en mis caderas, tal cual verdadero placer 

Náufragos en una ola de deseo 

El silencio y perfume corporal nos llevaron suavemente a las cumbres del amor.


Soy Ana Gabriela Roca Valdés. Soy maestra de educación preprimaria, tengo un profesorado en Literatura y Licenciatura en el Idioma Español y la Literatura. Me gusta la poesía y desde la adolescencia he dejado que las letras y pensamientos se apoderen de mis emociones.

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA TIERRA DE LOS LORES

PARA LOS QUICHÉ

Una wawita angelical