UN BAILE CON LA MUERTE
Al pasar Jacinto por su pueblo observaba las chozas construidas con paja polvorienta, donde cuando azotaba la lluvia con gotas doradas, adornaba el paisaje humilde, pero maravilloso, el frio no era muy importante, lo importante era el sol majestuoso que salía una vez al año y te hacía sentir cosquillas en los pies mientras caminabas, miraba también a los perros pelear por la basura amontonada, en fin eran felices en ese cuchitril, todos excepto Jacinto, necesitaba una pareja de baile, pero no cualquiera, tenía que ser una especial, una de esas que cuando la mires se te quemé la vista por tanta belleza, de piel suave y aterciopelada, no áspera y rajada como las muchachas de por acá , entonces recordó cierta historia con su abuelo . Era una noche tenebrosa, las nubes parecían molestas, aunque de un color medio violeta – ¡Ven acércate Jacinto! Ya me tengo que ir – ¿A dónde abuelito? Y ¿Por qué? – ¡Ha llegado mi hora hijito! todos debemos pasar algún día por esto, son las...