*EL SUSURRO DEL VIENTO*
Había una vez, en un pequeño
pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos, un joven llamado Kusi. Desde
pequeño, Kusi había escuchado historias sobre los espíritus de la naturaleza y
el poder que tenían para influir en la vida de los humanos. Su abuela siempre
le decía: “Kusi, el viento no solo sopla; también susurra secretos a aquellos
que saben escuchar”.
Un día, mientras exploraba el
bosque cercano a su casa, Kusi se encontró con un lugar mágico. Era un claro
lleno de flores brillantes y árboles altos que parecían tocar el cielo. En el
centro del claro había una piedra antigua cubierta de musgo. Al acercarse,
sintió una brisa suave que le acariciaba la cara y escuchó un susurro: “Kusi,
ven a mí”.
Intrigado, se acercó más a la
piedra y notó que tenía extrañas inscripciones talladas en su superficie. “Soy
el espíritu del bosque”, dijo la voz. “He estado esperando a alguien que tenga
el corazón puro para compartir mis secretos”.
Kusi sintió una mezcla de emoción
y miedo. “¿Qué secretos?” preguntó.
“Los secretos del equilibrio”,
respondió el espíritu. “Este bosque ha estado sufriendo por la falta de respeto
de los hombres hacia la naturaleza. Si no hacemos algo pronto, todo lo que amas
se perderá”.
Kusi comprendió que tenía una
responsabilidad. Así que decidió regresar al pueblo y hablar con sus amigos
sobre lo que había aprendido. Al principio, muchos se rieron de él y no le
creyeron. Pero Kusi no se rindió. Comenzó a recolectar basura del bosque y a
plantar árboles junto con algunos amigos que finalmente se unieron a él.
Con cada acción que tomaban, Kusi
sentía que el viento se volvía más fuerte y los colores del bosque más vivos.
Una tarde, mientras trabajaban, escucharon el susurro nuevamente: “Gracias,
jóvenes valientes. Ustedes son los guardianes del bosque”.
Con el tiempo, los habitantes del
pueblo comenzaron a notar los cambios. El aire era más fresco y las flores
florecían como nunca antes. La gente empezó a respetar más la naturaleza y a
entender la importancia de cuidarla.
Kusi se convirtió en un líder
entre sus compañeros, siempre recordando las palabras del espíritu: “El
equilibrio es esencial para la vida”. Y aunque nunca volvió a ver al espíritu
del bosque, sabía que su legado viviría siempre en sus corazones.
Así fue como Kusi aprendió que
incluso las acciones más pequeñas pueden hacer una gran diferencia y cómo
escuchar al viento puede llevarnos a descubrir nuestro verdadero propósito.
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