EL SÉPTIMO DÍA

 


Apenas dan las 5:00 de la madrugada, mi pesadilla comienza, como cada noche desde hace seis días, un trio de demonios emergen del infierno con el propósito de llevarse a mí humana.

—¡No de nuevo, ya no más! —grita desesperada.

—No tengas miedo, esto terminará esta noche — prometo antes de plantarme frente a ella.

Al verme sacar las garras, los seres del averno retroceden, han aprendido que no soy cualquier enclenque, los ojos perdidos y las manos destazadas, son la prueba de que este antiguo gato callejero, se convertirá en un fiero león con tal de protegerla.

—¡Ataquen!  —ordena el líder y pronto, mordidas, zarpazos y bolas de fuego comienzan a volar.

A pesar de que me superan en número no me amedrento y hábilmente, paso entre las piernas de dos de ellos, rasguño sus pantorrillas para hacerlos caer y cuando los tengo en el suelo, los culmino con una certera mordida directo a la yugular.

—¡Dante, cuidado! —ella me advierte, pero es muy tarde, el demonio líder me patea y presa de la gravedad, termino impactando de lleno contra una de las lapidas del cementerio.

Trato de incorporarme, pero me es imposible, mi boca sabe a sangre, apenas si puedo respirar y  un dolor punzante en mi costado, denota el gran número de costillas rotas.

—Pensé que ustedes siempre caían de pie —se burla mientras se acerca a mi niña.

—¡Dante, ayúdame! —su voz despierta mi instinto protector y a pesar de mis heridas, ignoro el dolor y corro hacia ellos.

De un salto trepo a la cabeza del demonio y entierro mis garras en lo más profundo de sus corneas, haciéndolo gritar de dolor mientras trata de apartarme, pero yo me aferro.

Solo debo esperar un poco más, apenas llegue el amanecer del séptimo día las puertas del cielo se abrirán y el alma de mi dueña, tendrá la oportunidad de ingresar al paraíso.

Casi desfallezco, pero logro mi objetivo y cuando los primeros rayos del sol despuntan en el horizonte, las puertas aparecen frente a ella y el demonio que nos aqueja explota en mil pedazos al contacto con la luz.

—¡Dante! —trata de acercarse.

—¡No vengas, entra a las puertas!.

—Pero vas a morir y es por mi culpa... —sus ojos comienzan a humedecerse.

—Tú me diste un hogar cuando no tenía nada, aunque tuviera mil vidas, jamás me arrepentiría de morir por ti.

Al escuchar mis palabras su llanto se desborda, pero al final obedece y cruza las puertas que le darán el descanso eterno, me alegra saber que aquella bella imagen, será lo último que veré.


Ronnie Camacho Barrón (Matamoros, Tamaulipas, México,1994) Escritor, Lic. en comercio internacional y aduanas, y Técnico Analista Programador bilingüe, ha publicado 2 Novelas, también 10 libros infantiles y una antología de cuentos, colaboro en 16 antologías y publicado textos en más de 175 revistas y blogs.


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