LAS MANOS DE MI MADRE

 


 

“Las manos de mi madre

acariciaban… dieron calor

eran únicas…

 

Las manos de mi madre

castigaban… dieron calor

eran duras…

 

Las manos de mi madre

se quemaron en el fuego

se transformaron en cenizas

fueron al mar aterciopelado.

 

Las manos de mi madre

se las extraña con dolor

se las ansía tocar, besar,

y sólo son polvo gris…

 

Las manos de mi madre

eran muy suaves

solían tocar el arpa

sabían dibujar, pintar…

se movían con destreza

Era todo ella dulzura.

 

¡Oh, Dios!, cuánto se la extraña

 

Necesito de sus manos

eran guías amorosas…

como las de toda madre.

 

Aquí, estoy… junto a su urna

lloro, rezo, maldigo a la medicina

fueron los médicos incapaces…

la han dejado morir sin esperanza.

 

Sólo un inmenso y negro grito

brota de mi garganta enrojecida

¡Vuelve!... tus hijos te necesitan…

 

¡Mamá!”

 

                                      Kirie  (Javier F.Mignaberrigaray-Derechos reservados)

                                     

                                                                                      

Javier F. Mignaberrigaray

Asesor del Director Nacional de Gestion Universitaria del Ministerio de Salud de la Nación.

Numerosos y escritos poemas publicados 

 

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