LOS VIEJOS Y LA TECNOLOGÍA NO LIGAN

 


¿Cómo han influido las redes en mí?

No solo las redes, ¿Cómo he cambiado en mi vejez?

Nunca pensé poder ir a un lugar público en short, camiseta y zapatillas, ahora no los quiero soltar, todavía me queda el pelo blanco, esa línea no la he transgredido, cualquier día me lo pinto de amarillo. Sí, he cambiado.

Nunca fui ajeno a las computadoras, trabajé cuarenta años con ellas, estoy algo familiarizado con estos medios, digo algo porque siempre fueron aplicaciones muy específicas, pudiera estudiar y hacer una base de datos, nunca lo he hecho, me fui limitando a Word, Excel, Outlook, algún que otro sistema para enviar mensajes y aplicaciones concretas para la contabilidad.

Llegó Windows y lo cambio todo, prácticamente se perdió lo que aprendiste, a comenzar de cero. Ahora viene un muchacho que nació ayer y te dice: “Los viejos y la Tecnología no ligan”. Una verdad a medias. Los jóvenes son muy capaces, pero los viejos estarán aprendiendo hasta el último día de sus existencias. Hay un problema: si el que enseña no tiene presente que el otro es un ignorante, estamos perdidos. Estuve siguiendo a un youtober, un excelero, necesitaba hacer unas tablas para controlar un negocio particular, logré hacer lo que explicaba paso a paso, pero faltaba algo, vi el video una y otra vez, prestando mucha atención oí al profesor “y damos enter”, esta frase la decía bajando la entonación, para él era muy elemental, para mí que no lo sabía era clave. A mis hijos le sucede así, para aclararte una duda, te regañan: “¿Tú no lees?”, si leo, a veces no relaciono lo que leo con lo que busco. “Anota, no te lo explico más” Es verdad, antes hacía más “Chivos”

Era yo administrador de redes del Banco, a priori te digo que mi principal tarea era luchar con la gente para cambiarle la mentalidad de su método tradicional de trabajar al uso de la computadora. Había cuatro cajas, una de las cajeras con la cual intercambiaba mucho, varias veces al día, cada quince minutos, era una señora pasada de edad de retiro, la cual estaba viendo las computadoras por primera vez en su vida, siempre imaginé lo tortuoso que debió ser para ella estos últimos meses. En mi afán por ayudarla, le hice “un chivo” como en los tiempos de antaño, un cartoncito de lo más bonito, fuerte, forrado en nailon para evitar el churre y personalizado con sus datos. Le detallaba las acciones, algunas tan elementales, como: “Ahora das ENTER para confirmar, observa el comprobante que sale por la impresora, lo comparas con tu cuadre de billetes…”. No obstante, se demoraba en el cuadre, le cogía la noche y el esposo esperando en la puerta, se sabía el chivo mejor que ella: “María, da Enter…” pero eso es historia ahora tengo muchas lagunas, salgo a flote por las mañas, en realidad, ya no intento estar al día, tampoco me doy por vencido, uso mi laptop, la laptop de la familia, tengo que madrugar, el dueño del circo mirando por un hueco. A esa hora dispongo de una hora de internet que me sede a regaña dientes mi esposa dueña de internet en esta casa. Noto que Internet me ha cambiado para mal, ella se siente falta de cariño, la oí decírselo a alguien por teléfono, discutimos por las horas gastadas:

    Si no me das Wifi no te doy tiempo de máquina.

Los sentimientos se condicionan a Internet, si me das soy más cariñoso, sino ni le hablo. Duermo para los pies de la cama, que feo andarse sacando los trapitos al sol por culpa de una red, por un software que no se puede tocar. Por una hora de conexión hasta nos ofendemos y suspendemos el sexo. Conclusiones:

·         Estoy dejando de dormir por usar Internet.

·         Me fajo con las personas que quiero.

·         Estoy participando en cientos de concursos literario, para eso uso la red y no gano ninguno.

·         Se me quema la comida cuando me toca cocinar.

·         Duermo para los pies y no tengo sexo.

Tengo que cambiar, usaré un poquito menos Internet.


Datos personales del autor:

 

NOMBRE: Omar Rosa González

DOMICILIO:

Calle: Los Barrenos

No: 163

ENTRE CALLES: Inés y Pasaje.

REPARTO: Aeropuerto.

CIUDAD: Ciego de Ávila.

PAÍS: Cuba

TELÉFONO CELULAR: 52142450

TELÉFONO FIJO: 00 53 33 220110

CORREO ELECTRÓNICO: rosaomar51@gmail.com

Breve biográfica

Omar Rosa González, Ciego de Ávila, Cuba. 1956. Licenciado en Educación, ejerció  como profesor quince años. Posteriormente realizó  un Técnico medio de Contabilidad, laborando por más de quince años, como contador. Trabajó en la esfera Bancaria, ahora está jubilado y se ha dedicado a escribir sus vivencias.

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